San Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz, patrono de los obispos de México, conocido como “el obispo de los pobres”, fue promotor incansable de las vocaciones sacerdotales. Él dijo que “A un obispo le puede faltar mitra y báculo, pero no seminario pues de éste depende el futuro de su diócesis.” Fue gran impulsor de la devoción eucarística, llevando a los fieles al encuentro cercano con el verdadero Dios por quien se vive.