La Virgen mira con ternura a san Juan Pablo, mientras él clava su mirada llena de esperanza en el joven, invitándole a ser audaz, a no tener miedo, a abrir de par en par su corazón a Jesús, Dios bueno y redentor. Y el joven contempla a María ofreciéndole lo mejor de sí.
Esta imagen la representa como madre solícita que abraza y confía en los pastores y en los jóvenes, como testigos de Cristo en la sociedad. Un eco profundo resuena en el interior de esta imagen: “México, sé tú mismo. México, vuelve a encontrarte.”